Jessica Pérez Solares
El pan de muerto es una forma que los mexicanos tienen de recordar a sus muertos este varía en sabor, olor, presentación y preparación dependiendo de la región donde se realiza de acuerdo a sus creencias y costumbres religiosas, a su vez es una versión mejorada de los rituales que se hacían anteriormente en el país.
En este blog vamos hablar principalmente de cómo es su elaboración en el municipio de Xochicoatlán localizado en la sierra alta hidalguense, este producto lo utilizan como ofrenda para sus difuntos además de ser un elemento de decoración para sus arcos hechos de flor de cempasúchil.
Este pan nació de un ritual que se realizaba en la época prehispánica donde sacrificaban a una mujer dando su corazón como ofrenda a los dioses y posteriormente era mordido con amaranto en agradecimiento. Al llegar los españoles durante la época de la conquista se dieron cuenta de esta costumbre que los aterrorizo así que decidieron romper con esta tradición elaborando un pan redondo que simulara el corazón humano y con tiras que representaran los huesos en la parte superior del pan, además de una bolita que hace referencia al cráneo.
Este paso a ser un elemento fundamental en la tradición mexicana de día de muertos siendo su elaboración
exclusiva de esta época. Este pan de muerto está compuesto por levadura, azúcar, agua, huevo, harina de trigo, sal, mantequilla, ralladura de naranja y agua de azahar, y una vez formado se lleva al horno de piedra y se obtiene un pan esponjoso cubierto de azúcar. Igualmente se pueden encontrar panes con figura humana que representan el alma de los difuntos.
Como se ha dicho anteriormente este pan es un elemento muy importante ya que ha trascendido de cientos de generaciones y forma parte de una tradición que en Xochicoatlán sigue siendo muy arraigada y que tiene como objetivo principal el recordar y honrar a los seres queridos que fallecieron.
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